En este post vamos a hablar del irrigador dental, uno de los instrumentos de higiene dental cuyo uso se ha popularizado y se ha puesto de moda por su facilidad de uso y los beneficios que aporta en el cuidado de la boca. Vamos a ver qué es un irrigador dental, cómo se usa, qué beneficios tiene para la salud dental y en qué casos está más indicado utilizarlo.
Qué es un irrigador dental
El irrigador dental o irrigador bucal es un aparato de higiene buco dental formado básicamente por un pequeño depósito de agua, una bomba que genera presión y una boquilla o cánula por la que sale un chorro de agua pulsátil a presión. Con este chorro de agua, el irrigador nos permite arrastrar los restos de comida acumulados entre los dientes y las encías y eliminar la placa bacteriana de forma suave en las zonas de más difícil acceso de la boca.
Aunque hay una amplia gama de marcas y modelos en el mercado, todos los irrigadores dentales suelen tener un funcionamiento muy parecido. Cuentan con un sistema que permite regular la presión del chorro de agua. En el caso de las boquillas, los irrigadores bucales suelen traer distintos tipos para diferentes realizar tipos de limpieza. Estas boquillas son intercambiables, por lo que pueden ser utilizados por distintas personas.
Algunos irrigadores bucales, además, pueden incorporar otros complementos como cabezal masajeador, cabezal para limpieza de lengua, cepillo dentales, cabezal limpiador subgingival, etc.
Tipos de irrigadores dentales
En el mercado podemos encontrar varios tipos de irrigador dental para uso en casa o de viaje:
Irrigador eléctrico de sobremesa o con cable: Son potentes y suelen contar con mayor número de cabezales y modos de uso. También es el irrigador dental barato y más fácil de encontrar. Necesitan estar enchufados a la electricidad para funcionar.
Irrigador dental inalámbrico o portátil: Dispone de una batería recargable vía USB o cargador para enchufe. Ocupa poco espacio y se puede llevar de viaje, pero ofrece menos potencia que otros.
Irrigador eléctrico de sobremesa o con cable: necesitan conectarse a un enchufe para funcionar, lo que reduce su portabilidad y la libertad de movimientos del usuario durante su uso. Eso sí, es más potente y suele contar con mayor número de cabezales y modos de uso. También es el irrigador dental barato más fácil de encontrar.
Cómo usar bien un irrigador bucal:
Hay una serie de pautas que es importante que tengas en cuenta al utilizar un irrigador bucal. Son sencillas y te ayudarán a conseguir mejores resultados.
Si nunca has utilizado un irrigador bucal, es recomendable empezar con un nivel de presión bajo e ir incrementadolo progresivamente, evitando siempre cualquier dolor o molestia durante el uso.
- Cepillate los dientes con tu dentífrico habitual.
- Usa un hilo dental para limpiar los espacios entre los dientes.
- Llena el depósito con agua o una solución de 4 partes de agua por una de colutorio
- Selecciona la boquilla y la presión más adecuada para nuestro caso
- Si es necesario, llena el depósito de agua o una solución de 4 partes de agua por una de colutorio
- Enciende el irrigador y apunta con la boquilla el chorro de agua a los espacios entre dientes, el espacio entre las encías y el cuello de los dientes y, por último , los dientes.
- Regula la presión si es necesario.
- Dirige el chorro de agua hacia la línea que dibuja la encía con el diente, y entre todos los espacios interdentales. Recorre la parte superior del diente, la base de la encía y todos los espacios interdentales. Dispara el chorro durante dos segundos sobre cada diente, y repite el proceso tanto en la cara interna como externa de los dientes, hasta haber repasado toda la boca.
- La irrigación suele durar unos 2 minutos
- Una vez finalizada, lava y seca bien la boquilla para el siguiente uso
El uso del irrigador dental es bueno siempre y cuando te lo haya indicado tu dentista y/o higienista dental. El irrigador mal utilizado puede provocar lesiones en la encía debido a una mala orientación del chorro del agua o a una presión excesiva de la misma. Es importante que te informes y te dejes aconsejar sobre su uso por un profesional para evitar lesiones en las encía o la mucosa de la boca.
Cuántas veces se puede usar un irrigador dental
Puedes utilizar el irrigador dental tras cada cepillado de los dientes. El tiempo estimado de uso no debe sobrepasar los 5 minutos cada vez, aunque la mayoría de irrigadores incorporan programas de limpieza con una duración entre 1 y 2 minutos.
La mayoría de especialistas indican que usarlo una vez al día es suficiente para una correcta higiene bucodental, aunque podemos utilizarlo sin problemas hasta en tres ocasiones diarias, es recomendable dejar pasar al menos dos horas entre usos.
Para quién está indicado el uso de un irrigador dental
Muchas personas utilizan los irrigadores dentales por recomendación del odontólogo o su higienista dental, especialmente pacientes con ortodoncias fijas, ya que la irrigación con agua a presión facilita la eliminación de bacterias y restos que se pueden acumular en bandas, casquillos y frenos. O cuando se ha realizado uno o varios implantes, ya que el irrigador permite limpiar adecuadamente el espacio entre el implante y la base de la prótesis.
Para los que padecen alguna enfermedad periodontal, el irrigador cumple una doble función: masajear la encía, ayudando a reducir el sangrado; y acceder bajo la línea de las encías (gingivitis) o las bolsas periodontales (periodontitis), facilitando el tratamiento de la infección mediante la aplicación con el agua con colutorios especiales.
Para los diabéticos debido a que son propensos a tener las encías inflamadas y lesiones en la mucosa oral, también es de gran ayuda.
Pero, en general, toda la familia puede utilizar un irrigador bucal como complemento de higiene dental, junto al cepillado y el uso del hilo dental. Incluso para los niños es más fácil acostumbrarse al irrigador bucal que a la seda dental.
Beneficios de la irrigación bucal
Elimina con eficacia los restos de comida
Eliminar de forma fácil, rápida y cómoda los restos de comida entre los dientes es la principal ventaja del irrigador bucal. Su funcionamiento con agua pulsada a presión facilita la limpieza en profundidad de zonas de difícil acceso para el cepillo de dientes y la seda dental.
Con una mejor limpieza reducimos las probabilidades de enfermedades en la encía, el sarro e incluso caries. Además, otro factor positivo de la irrigación dental es que garantiza una limpieza profunda sin ningún elemento químico, empleando tan sólo agua.
Elimina la placa acumulada en las ortodoncias
Los brackets hacen muy difícil mantener una correcta limpieza dental. Con las ortodoncias la acumulación de comida entre los dientes es mayor y la propia ortodoncia obstaculiza el correcto uso del cepillo. Por eso, el chorro de agua a presión del irrigador es muy útil a la hora de limpiar los dientes, eliminar placa y evitar la aparición de sarro o la sensibilidad dental.
Facilita la limpieza de los implantes
A las personas con implantes dentales les es complicado limpiar a fondo las zonas que rodean el implante. El uso del irrigador puede favorecer una limpieza mucho más profunda, evitando inflamaciones producidas por la placa bacteriana acumulada en zonas inaccesibles para el cepillo o el hilo dental. Además, una mejor limpieza repercutirá directamente en el buen estado del implante, aumentando su duración.
Fácil de usar
El uso de un irrigador dental es muy sencillo. Una vez que aprendas a dirigir el chorro de agua y la presión que debes utilizar, te resultará tan fácil como el cepillado diario, pero con la ventaja de que conseguirás una limpieza más profunda que se traduce en una mejor higiene dental, frenando la aparición de infecciones, caries y otras enfermedades.
En resumen, podemos decir que utilizar el irrigador dental tiene muchas ventajas para la mayoría de personas, a continuación te listamos algunas de los beneficios de utilizar un aparato de irrigación bucal en tu higiene diaria.
- El uso de agua a presión reduce el nivel de placa bacteriana en los dientes, con lo que podrás evitar la caries y el sarro dental.
- Es muy fácil de usar por cualquier persona de cualquier edad. Incluso puede ayudar a crear en los niños el hábito de cuidar y mantener los dientes limpios.
- No tiene contraindicaciones, incluso ni por edad. Aunque es recomendable consultar antes a tu odontólogo o higienista dental para verificar que el uso del irrigador te beneficiará.
- Ayuda a eliminar el mal aliento y disfrutar de un aliento fresco.
- Permite masajear suavemente las encías logrando que se reduzca su inflamación y sangrado.
- Al utilizar el irrigador notarás una gran sensación de limpieza, y si lo combinas con alguna solución bucal, mantendrás la sensación de frescura casi todo el día.
- Elimina manchas de la superficie de tus dientes haciéndolos lucir más blancos y saludables para una sonrisa radiante.
- Es perfecto para tu higiene dental si utilizas aparatos de ortodoncia o implantes y coronas, pues te permite lograr una limpieza completa.
- No es muy caro, aunque los precios varían según las características del aparato, y al ser duradero y útil, verás que has hecho una buena inversión para tu salud bucal.
- Además, no necesita instalación, ni ocupa un gran espacio y requiere un mantenimiento mínimo tras cada uso.
Esperamos que esta información te sea de utilidad y te decidas a probar las ventajas de un irrigador dental. No sólo conseguirás unos dientes más limpios, sino que que ayudará mantener tu higiene y salud dental de forma fácil y cómoda.
Visita al higienista una vez al año
Para tener un control total de nuestra salud bucodental y saber si estamos realizando bien la limpieza de los dientes conviene realizar una visita a tu higienista dental al menos 1 vez al año.
En esta visita podemos aprovechar para plantear todas las dudas que tengamos, escoger correctamente el cepillo de dientes que necesitamos, cómo usar el irrigador dental de forma correcta,etc.
En Escola Pejoan realizamos desde hace más de 30 años cursos de FP higiene bucodental y FP Protésis dental en Barcelona. Hemos formado a cientos de higienistas y protésicos dentales en Barcelona.
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